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SER MADRE HOY

Entre la vocación, el capricho y el desprecio

Mtro. Gustavo Aguilera Jiménez


Uno de los recuerdos más hermosos de mi infancia se remonta a mis dos años de edad. Mi mamá me cargaba en brazos mientras se encaminaba a la casa de mi abuela. Creo que me envolvía con un tipo de reboso y yo sentía toda la seguridad del mundo, toda la calidez, amor, ternura, iba meciéndome tan a gusto…

Hoy día, la hermosa vocación de la mujer a la maternidad por un lado se valora, por otro se desprecia. La posibilidad de engendrar hijos en una relación de amor y de acompañarlos en su crecimiento no es valorada por igual.


La experiencia general del embarazo tiene que ver con cansancio, hambre, antojos, cambios corporales, emocionales, ilusiones, incertidumbres. Pero haciendo sumas y restas, en la mayoría de los casos se lleva como una sabrosa carga que culmina con un momento de dolor opacado por el gozo del nacimiento del bebé. De igual manera, la experiencia general de la crianza de un hijo, atención, educación, guía, límites, apoyo, aliento, oración, preocupaciones, sustos y alegrías, es en general positiva, llenadora, y la labor de madre o padre nos agota, nos saca canas, pero al final, al desplomarnos en el sofá, solemos decir con sinceridad: “¡Valió la pena!”.

Se puede entender que en ocasiones el embarazo o la crianza de los hijos se pueda ver como un obstáculo en la carrera profesional. Lo que las ideologías llevan al extremo del absurdo es ver siempre en los hijos un obstáculo a la realización personal. ¿Realmente son incompatibles los hijos y la realización personal, profesional?


El ataque a la maternidad, hoy día, se extiende en un feminismo que pretende eliminar las diferencias. Pensábamos que se trataba de eliminar justamente las diferencias de oportunidades y derechos, pero vemos que esa ideología trata de eliminar todas las diferencias, incluso las biológicas. El feminismo se avergüenza de femenino, como la delicadeza, empatía, responsabilidad ética, la capacidad de entrega, la maternidad, la no violencia.


Cuando se debería valorar la diversidad dual (hombre-mujer) de nuestra especie, una ideología pretende llevarnos a un estado de seres asexuados, neutros, y las relaciones sexuales pasan a ser mero juego voluntario, sin su conexión original a la vida humana. Con esta negación de la dualidad hombre-mujer, la maternidad y paternidad está en riesgo.


Este día de la madre es una oportunidad para reflexionar y revalorar la maternidad, lo verdaderamente femenino, para ponernos en guardia contra la ideología reinante que pretende en la extinción de lo femenino a manos del feminismo. Es una visión marxista de lucha de clases, lucha de géneros, de sexos.


La maternidad y la feminidad son dones originarios de la naturaleza, que deben ser revalorados en esta sociedad donde abortar a los hijos es más fácil que encarcelar a un violador, donde dejar que la tv eduque a los hijos es más fácil que acompañarlos, animarlos y ponerles límites.


¡Feliz día de las madres!

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